Las 4 enfermedades más comunes en la consulta del urólogo

Consultas al urólogo frecuentes

Hiperplasia prostática benigna

Las afecciones relacionadas con la próstata son las más habituales en el servicio de urología. Todos los hombres mayores de 40 años deben revisar la próstata, ya que ésta aumenta de tamaño como parte normal del envejecimiento del cuerpo.

Al crecer obstruye la expulsión natural de la orina desde la vejiga. Debido a esto los pacientes sienten continuos y molestos problemas para orinar, llegando incluso a provocar sangrado durante la micción y un daño renal irreversible.

Disfunción eréctil

Esta patología es más frecuente de lo que muchos piensan, de hecho afecta al menos a 1 de cada 4 hombres mayores de 40 años, aunque no es un problema asociado exclusivamente a  la edad.

En muchos casos viene provocada por enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes, la arteriosclerosis o cardiopatías. También influyen factores psicológicos, como el estrés o la ansiedad.

La disfunción eréctil consiste en la incapacidad total o parcial de tener una erección adecuada durante las relaciones sexuales. Su afección no sólo afecta a la vida sexual, sino también a la relación de pareja y a la confianza del paciente en sí mismo.

Piedras en el riñón

Otro de los motivos habituales en las consultas del urólogo es la presencia de piedras o cálculos renales. Esta se produce por la aparición de una pieza sólida en el riñón como consecuencia de sustancias presentes en al orina.

Su expulsión se realiza a través de la orina, pero en ocasiones puede atascarse en las vías urinarias y bloquear el flujo de orina causando fuertes dolores.

Infecciones urinarias

Las infecciones urinarias son habituales tanto en hombres como en mujeres de cualquier edad, aunque son más comunes en las mujeres. Los pacientes suelen acudir con sensación de ardor al orinar, necesidad constante de ir al baño, dolor en la espalda o bajo las costillas y orina oscura, con sangrado y con un olor fuerte.

Por lo general, suelen estar ocasionadas por bacterias que entran en las vías urinarias donde no son detectadas por las defensas del cuerpo y producen infección. La mayoría de las infecciones no revistan gravedad si se tratan a tiempo. El peligro se encuentra cuando éstas se cronifican ya que producen un daño en el riñón irreversible.

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